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Jesús Herrero Marcos
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07 Diccionario de símbolos – G

Gallo

 

El gallo que denuncia la traicion del discipulo Pedro en una pintura mural en el Panteon de los Reyes en la Colegiata de San Isidoro de Leon

El gallo que denuncia la traición del discípulo Pedro en una pintura mural en el Panteón de los Reyes en la Colegiata de San Isidoro de León.

 

Ave solar por excelencia es, en casi todas las culturas, símbolo de la luz, pues anuncia con su canto la llegada del nuevo día. Sus connotaciones son, por lo tanto, casi siempre positivas, sin mencionar el hecho de la experiencia física de su presencia como animal doméstico, beneficioso en todos los conceptos.

En las culturas orientales, como en la China, su nombre ki viene a significar de augurio positivo. Con su canto hizo salir de la caverna a Amaterasu, diosa que representa al sol en Japón, dando así lugar al día. Su prestancia y características le hacen simbolizar las virtudes civiles por su cresta, las virtudes militares por sus espolones, el valor en la pelea -corriente en algunos países-, la generosidad al compartir la comida con sus congéneres y la confianza, por el anuncio seguro de la salida del sol todos los días de su vida.

Desde estas culturas empieza a ser representante de la lucha contra el mal, pues romper con su canto al alba significa, a su vez, quebrar las tinieblas nocturnas, la oscuridad, símbolo de las fuerzas negativas, que en el cristianismo será el pecado. Tal es así que su icono suele colocarse en las puertas de las casas para disipar a los espíritus maléficos nocturnos.

 

Pareja de gallos afrontados en uno de los capiteles de la portada oeste de la basilica de San Vicente de Avila

Pareja de gallos afrontados en uno de los capiteles de la portada oeste de la basílica de San Vicente de Ávila.

 

No obstante, en algunos paises budistas tiene connotaciones negativas pues, junto al cerdo y la serpiente, se le considera como uno de los tres venenos que matan el espíritu, siendo en este caso símbolo de la codicia, así como en algunas zonas de Europa es corriente tildar de gallito a las personas de comportamiento chulesco y desvergonzado.

En Egipto es fácil ver su figura conformando lámparas de terracota o bronce junto con el anj, símbolo de vida, iconografía que se extendió en los primeros tiempos del cristianismo también en lámparas, aunque ahora acompañada de la cruz, no menos símbolo de vida.

En el mundo grecolatino el gallo blanco está consagrado a Zeus y Apolo, por lo que Pitágoras prohibe a sus alumnos comerlo. Estuvo asociado a Mercurio ya que para tener éxito en lo relacionado con el comercio, era preciso ser vigilantes como el gallo. Habida cuenta de su poder para ahuyentar las influencias malignas, y junto con la serpiente, fue el ave de Esculapio, dios de la medicina, cuyas primeras prácticas tuvieron mucho que ver con conjuros supersticiosos y mágicos. Pero posteriormente, en otras culturas fue enfrentado, en la iconografía, con la serpiente, que representaba los valores contrarios, es decir, el veneno, la muerte y la oscuridad.

Como en algunos países orientales, los griegos también hicieron del gallo símbolo y ejemplo del valor, instituyéndose en Atenas una fiesta anual en la que, probablemente y por primera vez, hubo peleas de gallos.

 

Pareja de gallos afrontados en el capitel derecho de la ventana absidal orientada al noreste justamente por donde sale el sol que el gallo anunciara en la iglesia parroquial de Santa Cecilia en Hermosilla Burgos

Pareja de gallos afrontados en el capitel derecho de la ventana absidal orientada al noreste, justamente por donde sale el sol que el gallo anunciará, en la iglesia parroquial de Santa Cecilia en Hermosilla, Burgos.

 

Ave tan singular, era evidente que había de ser útil además, por su proximidad a los dioses, como víctima propiciatoria que, una vez sacrificada transportaba a la mansión celestial las peticiones del pueblo y, de paso, servir, con el estudio de sus entrañas, para fines augurales y prácticas rituales mágicas. Fue, con estos mismos matices, ave psicopompa en la antigua Germania, donde se sacrificaban gallos en los ritos fúnebres, con el fín de que la víctima llevara el alma del difunto a los dioses.

En los primeros tiempos del cristianismo, se solía representar al gallo en una barca, símbolo de la iglesia, dirigiendo el rumbo y vigilando. Iconografía ésta particularmente profusa en lámparas de terracota, de tradición egipcia antes mencionada, donde la luz que proporcionaba dicha lámpara, no era ajena al simbolismo particular del gallo, rompiendo con su canto la oscuridad.

Para el Physiologus y bestiarios posteriores su nombre, gallux, le viene porque está castrado: Es la única ave a la que se castra. Su canto es placentero y necesario al amanecer, pues con él se despierta al mundo, sirve de ayuda y tranquilidad al caminante nocturno, pues éste sabe que está cercano el día y las tinieblas y sus peligros próximos a desaparecer, de forma que los bandidos renuncian a sus fechorias y se retiran, lo mismo que el demonio, -que es lo que parece representar específicamente el gallo ahuyentando a las arpías de los capiteles de la puerta de Amayuelas de la catedral de Ciudad Rodrigo-. Con su canto se eleva el espiritu y el hombre es movido a la oración, devuelve la fe a los incrédulos, se alivia el enfermo y se mitiga el dolor de sus llagas.

Antes de que cantara el gallo Pedro negó tres veces a Jesucristo, pero luego se arrepintió al reconocer su falta con el canto.

 

Gallos afrontados en el capitel izquierdo de la portada de la iglesia de la Magdalena en la ciudad de Avila

Gallos afrontados en el capitel izquierdo de la portada de la iglesia de la Magdalena en la ciudad de Ávila.

 

Para san Gregorio el gallo está dotado de inteligencia para disipar la noche con su canto, como el predicador tiene en cuenta la bondad o maldad en la vida de sus oyentes para ajustar su predicación. Distinguir las horas nocturnas es como distinguir los méritos de los pecados, las tinieblas nocturnas que nos envuelven.

El gallo aletea fuertemente antes de cantar para despertarse, lo que equivale al hecho de que los predicadores, antes de dirigirse al pueblo, hacen ejercicios piadosos, meditan y oran como ejemplo a seguir para los demás. Pero esta inteligencia se la dio el Señor al gallo lo mismo que al predicador, porque las cosas sólo proceden de Dios.

Y como en el caso del cuervo, y casi el resto de los animales, los bestiarios también avisan del peligro del gallo que, por exceso de virtudes, termina creyéndose el rey de las aves y ensuciándose con el pecado de la soberbia, muy común, según san Gregorio, dentro del estamento clerical, donde a veces la inmodestia es moneda común: Hay clérigos encaramados, como el gallo, en la percha del gobierno de la Iglesia que desoyen la voz de Dios, sordos por su propio canto, desatendiendo las almas de los fieles y dedicados sólamente a los placeres del mundo. Ya lo dice Ibn Al-Durayhim en “El libro de la utilidad de los animales”: …El gallo tiene conocimiento de las horas del día y de la noche y en ellas canta. Se caracteriza por su valentía y los celos y por lo bien y mucho que cubre, no quedando nunca satisfecho con una sola gallina. Tiene buena voz y presencia. Es orgulloso, fraudulento y no quiere saber nada de sus polluelos…

 

Gallo en una de las metopas de la fachada oeste de la abadia de San Quirce en Burgos

Gallo en una de las metopas de la fachada oeste de la abadía de San Quirce en Burgos.

En otro orden de cosas, y como colofón, el mismo autor narra sus múltiples y casi infinitas utilidades:…El gallo partido y untado va bien para la mordedura de mono, la del hombre, la del perro rabioso, la de serpiente y la de víbora…Si al cerebro de un gallo se añade un grano de amizcle, se disuelve en jarabe y se administra a una mujer parturienta, le facilita el parto y le saca la placenta. La cresta de gallo ahumada va bien a los locos. Si se quema y se administra sus cenizas a quien se orine en la cama, se lo quita…Y muchas recetas más, aunque, evidentemente, ninguna recomendable.

 

 

 

 

Gato

 

Muestrario de gatos en diversas actitudes y aptitudes es decir cazando ratones y aseandose todo ello en una de las paginas del Bestiario de Oxford

Muestrario de gatos en diversas actitudes y aptitudes, es decir, cazando ratones y aseándose, todo ello en una de las páginas del Bestiario de Oxford.

 

Gatos hay desde que el mundo es mundo y, junto al perro, han acompañado al hombre desde el principio de los tiempos. Nuestro doméstico felino, que no es tan nuestro como creemos sino que, al contrario, es muy suyo, no es precisamente de los animales más representados en la iconografía medieval. Su imagen tal vez queda muchas veces camuflada en la imprecisión de las representaciones genéricas del resto de los felinos, por lo que no es fácil asegurar con garantías su presencia, como ya hemos apuntado más arriba.

No hay una única razón que explique este hecho. Más bien varias y confusas. Acaso su carácter, generalmente arisco, ha provocado una división de opiniones comprobable en muchas épocas y regiones; y aun dentro de nuestra sociedad actual sigue produciendo, a partes iguales, amores y fobias.

Animal tan cotidiano y doméstico no debería haber pasado tan desapercibido, desde el punto de vista iconográfico o literario en la etapa románica, pero lo cierto es que aunque en los bestiarios suele tener viñeta y escaso texto, en los edificios religiosos apenas se le representa salvo contadas excepciones y, en esto, es de suponer que el hecho de haber estado asociado con fuerzas maléficas en algunas culturas precedentes –recordemos los problemas supersticiosos con respecto a los gatos negros-, unido a la cotidianeidad de su subrepticia, ágil, escurridiza y, para algunos, nada fiable silueta, le haya excluido involuntariamente de los lugares sagrados. Trataremos, por ello, de resarcirle con estas líneas, por mi parte, afectuosas.

 

Dos momias de gatos en las salas dedicadas a Egipto en el Museo Britanico de Londres

Dos momias de gatos en las salas dedicadas a Egipto en el Museo Británico de Londres.

 

Empezaremos por Egipto, donde el gato fue tenido siempre por benéfico y donde fue asociado a la diosa Bastet, allá por la XI Dinastía (2000 a.C.,comienzos del Imperio Medio), cuando comenzó a ser animal doméstico. Bastet  era la guardiana del hogar además de símbolo de la fecundidad y representante de la protección maternal, hasta el extremo de convertirse en asesina para defender a sus cachorros. A partir de la XXI Dinastía (1000 a.C., Tercer Período Intermedio), adquiere connotaciones solares, convirtiéndose en la hija de Ra, al que protege de la serpiente Apofis en su complicado y peligroso recorrido nocturno, de forma que el dios puede volver a surgir en el horizonte cada día para recorrer una vez más el firmamento. Escena, por otro lado, muy representada en las tumbas y papiros, e incluida en el Libro de los Muertos.

Es posible que el  origen del animal en su estado salvaje se encuentre en la zona pantanosa del delta del Nilo donde cazaba, y por allí, en Bubastis, se celebraba todos los años una fiesta en su honor a la que acudían, según Herodoto, cerca de setecientas mil personas, lo que da una idea de su popularidad. Allí se bailaba al son de la música y, sobre todo, se bebía hasta el punto de ser conocida como la Fiesta de la Embriaguez. El motivo de tales celebraciones no era otro que el de mantener contenta a la diosa de forma que no se transformara en Sejmet, la diosa leona vengadora, capaz de organizar un baño de sangre.

Allí se llevaban los gatos que habían muerto para proceder a su embalsamamiento ritual y ser posteriormente depositados en tumbas y nichos preparados al efecto. Edouard Naville descubrió y comprobó estos extremos con el hallazgo, en 1887, del templo de Bubastis dedicado a la diosa en el que aparecieron una sucesión de subterráneos repletos de momias de gatos, los cuales, además, se encargaban de transmitir mensajes de sus antiguos dueños a los parientes fallecidos, ya en el reino de los muertos.

 

Relieve con la figura de un gato que se repite en ambos lados de la puerta de acceso a la iglesia de Santa Maria del Azogue en Benavente Zamora

Relieve con la figura de un gato que se repite en ambos lados de la puerta de acceso a la iglesia de Santa María del Azogue en Benavente (Zamora).

 

En las culturas orientales el gato pasa de ser considerado animal maléfico, incluso capaz de matar mujeres, como en Japón, a ser tenido por benéfico, como en China.

Para los celtas, en cambio, es animal de poco fiar, hasta el punto de que Cairpre usurpa el trono real causando la ruina de Irlanda y como consecuencia es apodado Cenn Chait, Cabeza de Gato.

Los musulmanes lo consideran, a su vez, benéfico a condición de que no sea negro, en cuyo caso su carne se consume para evitar hechizos mágicos de carácter negativo, al tiempo que su sangre sirve para escribirlos. En el “Libro de la utilidad de los animales” de Ibn Al-Durayhim se dice, entre otras cosas, que “cuando se hace con él un sahumerio a una mujer que tiene un parto difícil, se lo acelera; su bilis agudiza la vista y mezclada con sal y cominos y aplicada en pomada, cura las heridas y llagas”, Por añadidura se considera que tiene siete vidas, tradición que aun hoy persiste.

 

Cabeza de un gato en uno de los canecillos de la ermita de los Martires en Garray Soria

Cabeza de un gato en uno de los canecillos de la ermita de los Mártires en Garray (Soria).

 

Para san Isidoro de Sevilla (Etimologías XII, 2, 38), “el gato recibe el nombre de musio porque es enemigo del mus (ratón). La gente suele llamarle cattus, que viene de captura. Otros opinan que se llama así porque catta, es decir, que ve (alii dicunt, quod cattat, id est videt); y es que tiene una visión tan aguda que con el fulgor de sus ojos traspasa la oscuridad de la noche, de donde viene el nombre de cattus, derivado del griego kaiesthai, que significa astuto.

Sobre este párrafo se centran exclusivamente casi todos los bestiarios medievales para reproducirlo al pie de la letra.

 

 

 

Gilgamesh, Utnapishtim y Noé

 

Gilgamesh en un relieve conservado en el museo Pushkin de San Petersburgo

Gilgamesh en un relieve conservado en el museo Pushkin de San Petersburgo.

 

Gilgamesh, rey de Uruk, que normalmente es representado sujetando un león en cada brazo, es descrito por la mitología clásica como un rey tirano que sojuzga sin piedad a su pueblo. Anu, el dios supremo, y Aruru deciden intervenir para contrarrestar la injusticia y para ello modelan con arcilla a Enkidu, una especie de doble del rey. Enkidu, al contrario que Gilgamesh, vive en plena naturaleza dedicado a proteger los animales y librarlos de los cepos de los cazadores. El rey se entera de su existencia y decide anularle, para lo cual le envía una bella mujer con el encargo de atraerle a la ciudad de Uruk, cosa que consigue con facilidad.

 

El patron iconografico de el señor de los animales es tan universal que podemos constatar su presencia en casi todas las culturas historicas Esta representacion proviene de Nigeria y se conserva en los fondos africanos del British Museum

El patrón iconográfico de «el señor de los animales» es tan universal que podemos constatar su presencia en casi todas las culturas históricas. Esta representación proviene de Nigeria y se conserva en los fondos africanos del British Museum.

 

Durante el camino empieza a enterarse de la situación terrible que vive el pueblo y al llegar a Uruk Enkidu se enfrenta a Gilgamesh. Tras una larga lucha el combate termina en una extraordinaria amistad. Ambos deciden matar juntos a Humbaba, un peligroso gigante que habitaba un bosque desde el que lanzaba ataques a los humanos en forma de inundaciones e incendios. Tras hacer una ofrenda a los dioses acecharon al gigante y cuando éste estaba desprevenido le atacaron y le cortaron la cabeza. Para celebrarlo Gilgamesh se viste con sus mejores galas despertando con ello el deseo de la diosa Ishtar. Pero Gilgamesh la rechazó despreciativo, lo que ocasionó la ira de la diosa. En venganza le mandó el Toro Celeste con la intención de aniquilarlo, pero Enkidu se interpuso y mató a su vez al toro. Sin embargo Enkidu supo a través de un sueño que había irritado a los dioses gravemente y debía pagar la afrenta con su vida.

Gilgamesh lloró desconsoladamente la muerte de su amigo y horrorizado ante el cadáver decide buscar a toda costa el árbol de la vida que le ha de proporcionar la inmortalidad para Enkidu. Para ello va en busca de Utnapishtim que había sobrevivido al diluvio universal y conocía el secreto de la vida eterna. Lo encontró en los montes Mashu después de un complicado viaje por caminos prohibidos a los mortales. Siduri, otro de los personajes del poema épico, le aconseja disfrutar de los placeres terrenales porque nunca iba a poder alcanzar la inmortalidad. Aun así le indicó el camino que debía seguir. Encontró a finalmente a Utnapishtim y le ayudó a cruzar en su barca las aguas de la muerte, pero le impuso la prueba de no dormir durante siete días y siete noches, prueba que no superó y con ello le demostró que la inmortalidad no está al alcance de los humanos. A pesar de todo Utnapishtim le regala una planta espinosa que podría resucitar a Enkidu, pero el héroe, en su viaje de vuelta, se quedó de nuevo dormido y una serpiente le robó el tesoro. Resignado, Gilgamesh regresó, y como aun arrastraba la pena por la muerte de Enkidu, Nergal, dios de los infiernos, le permitió ver a su amigo unos breves instantes. Enkidu le describirá entonces la desolada existencia de los muertos en uno de los pasajes más bellos y profundos de la literatura mitológica universal:

– Gilgamesh: Dime amigo mío cómo son las cosas del mundo inferior que has visto.

– Enkidu: No te las diré amigo mío. Si te contara las cosas del mundo inferior que he visto te sentarías a llorar.

– G.: Está bien, me sentaré y lloraré.

– E.: Este cuerpo, amigo mío, que te gustaba tener cerca, lo roen los gusanos como a un viejo vestido. Este cuerpo, amigo mío, como una oquedad está cubierto de polvo.

 

El arca de Noe en una de las ilustraciones del Libro de horas de Carlos V conservado el la Biblioteca Nacional

El arca de Noé en una de las ilustraciones del Libro de horas de Carlos V conservado el la Biblioteca Nacional.

 

Utnapishtim le revela a Gilgamesh cómo los dioses decidieron enviar un diluvio para castigar los crímenes de los humanos. Ea, dios que dominaba sobre el abismo de las aguas, le informó de la catástrofe y le dio instrucciones para construir un arca cuadrada (“que su anchura y su longitud sean iguales”), e introducir en ella todas sus pertenencias y todas las especies vivas de animales, aconsejándole despreciar los tesoros pero guardar en cambio el vino, soplo de vida. La lluvia y la tempestad se desataron durante siete días con sus noches. Al llegar al séptimo día se apaciguó la tempestad y cesó el diluvio. Entonces Utnapishtim hizo salir una paloma del barco que regresó de nuevo, y luego una golondrina que también regresó porque tampoco había encontrado donde posarse. Finalmente soltó un cuervo que ya no volvió. Luego dejó salir a todos los animales de la nave y realizó un sacrificio a los dioses.

De este relato acerca del diluvio se conocen más de ochenta versiones autóctonas además del relato de Gilgamesh y el bíblico, y a ello habría que añadir dos versiones, una sumeria y otra acadia más o menos completas y muy parecidas en cuanto a detalles. Por todo ello es fácil deducir que los distintos relatos responden a una catástrofe real que incluso se ha llegado a datar y localizar, gracias a las estratificaciones geológicas, en una época de grandes terremotos coincidentes entre la zona norte del mar de Mármara y el mar Negro, en los límites del denominado “marco helénico”.

 

Capitel del claustro de la Real Colegiata de Santa Juliana en Santillana del Mar Cantabria donde se representa a Daniel en el foso de los leones ambas fieras sumisas a sus pies gracias a la ayuda divina explicitada por los dos angeles situados sobre los leones

Capitel del claustro de la Real Colegiata de Santa Juliana en Santillana del Mar (Cantabria), donde se representa a Daniel en el foso de los leones, ambas fieras sumisas a sus pies gracias a la ayuda divina explicitada por los dos ángeles situados sobre los leones.

 

La iconografía cristiana suele utilizar habitualmente símbolos procedentes de otras culturas particularmente cuando son potentes como es el caso de Gilgamesh representado, como dije, sujetando sendos leones para visibilizar su fuerza descomunal. Es el dominador de las bestias, un patrón iconográfico muy utilizado por muchas culturas (particularmente caldeas preisraelitas) para mostrar el poder de la divinidad y que en el románico lo podremos ver en ocasiones en la figura de Daniel en el episodio bíblico del foso de los leones. La referencia a Gilgamesh también es bastante directa en el parteluz del Pórtico de la Gloria, donde se simboliza el árbol de Jessé o árbol de la vida que se asienta sobre los dos leones del zócalo y que Gilgamesh fue a buscar para acceder a la inmortalidad aunque, curiosamente, fue una serpiente, símbolo de las religiones telúricas, la que le privó de devolver la vida a su amigo al robarle la planta milagrosa.

 

Noe juntando a los animales para introducirlos en el arca antes del diluvio en una ilustracion perteneciente al Bestiario de San Petersburgo

Noé congregando a los animales para introducirlos en el arca antes del diluvio en una ilustración perteneciente al Bestiario de San Petersburgo.

 

En el caso de Noé, aunque no es un patrón iconográfico habitual en la escultura románica salvo en el caso de los bestiarios medievales, donde suele representarse en las primeras páginas, puede decirse que su inclusión en el relato bíblico, procedente de culturas anteriores obviamente, tiene particularidades más que suficientes para cubrir todas las necesidades narrativas y de carácter moralista de los libros mitológicos y sagrados de muchas religiones.

 

 

 

Grial

 

El Templo del Santo Grial cuadro de Wilhelm Hauschild relacionado con una de las escenas de la opera de Richard Wagner Lohengrin donde el Grial representa al Espiritu Santo

«El Templo del Santo Grial», cuadro de Wilhelm Hauschild relacionado con una de las escenas de la ópera de Richard Wagner «Lohengrin», donde el Grial representa al Espíritu Santo.

 

En la mitología caballeresca medieval el Grial, la supuesta copa o vaso que utilizó Jesucristo en la Última Cena con la que comenzó su pasión y muerte, es un objeto que, con el paso del tiempo, ha ido adquiriendo un cierto carácter sobrenatural en los ámbitos religiosos iniciáticos. Sus especiales y asombrosas cualidades pasan por las cercanías de lo apotropaico o justiciero, según los casos, y con él se accede a la inmortalidad y a la iluminación espiritual, lo cual hace a su poseedor poco menos que invencible.

Pero evidentemente nadie lo posee o lo ha poseído nunca, por lo que la carga mística y mítica del legendario objeto se vuelca por lógica en su búsqueda denodada. En ello ha acompañado y contribuido la literatura fantástica, podríamos decir, y una no pequeña cantidad de películas, artes ambas en las que muchas veces se hace caja a costa del misterio y el morbo, conceptos y matices que tiñen evidentemente al objeto en cuestión, así como a otros muchos amuletos pretendidamente milagrosos que emanan su poder de la ignorancia generalizada, cosa que algunos listos utilizan en beneficio propio. Ingenuidad y misterio siempre han propiciado buenos negocios.

 

Capitel del claustro romanico de San Juan de la Peña con la representacion de la Ultima Cena

Capitel del claustro románico de San Juan de la Peña con la representación de la Última Cena.

 

El cáliz de la Última Cena que empleó Jesucristo, donde según la tradición el vino que contenía fue convertido simbólicamente en su propia sangre que más tarde iba a ser derramada para limpiar los pecados de la humanidad y, debido fundamentalmente a esto, pasó a convertirse en objeto de culto especial y más tarde objeto de búsqueda obsesiva por parte de los más iluminados, que daban por hecho que estaban en las mejores condiciones espirituales para encontrarlo, condiciones que obviamente no estaban al alcance de la mayoría, o eso consideraban en un alarde no exento de soberbia por su parte.

 

Caliz mozarabe de san Geraldo finales del siglo X perteneciente al tesoro de la catedral de Braga

Cáliz mozárabe de san Geraldo (finales del siglo X) perteneciente al tesoro de la catedral de Braga.

 

De la famosa copa original se pierde la pista casi inmediatamente, como es lógico tratándose de un objeto común en la vajilla de cualquier casa, sea esta pudiente o desheredada. Y ahí empieza la historia alocada de su rastreo, tanto desde un punto de vista meramente arqueológico como espiritual o místico. En cualquier caso, y desde el punto de vista de los buscadores nobles y acomodados, lo que se buscaba era un cáliz de oro puro cuajado de piedras preciosas (¡qué menos se podría pedir para tan señalado objeto!) y para los más realistas un simple vaso de cerámica o barro cocido y sin adornos como mucho, algo más plausible para cualquiera con algo de sentido común o conocimientos históricos o etnográficos, amén de un entendimiento más ajustado a la ortodoxia evangélica.

 

Pintura mural del Panteon de los Reyes en la Colegiata de San Isidoro de Leon con la representacion de los apostoles Felipe y Bartolome en la Santa Cena

Pintura mural del Panteón de los Reyes en la Colegiata de San Isidoro de León con la representación de los apóstoles Felipe y Bartolomé en la Santa Cena.

 

Históricamente la búsqueda ha resultado inútil a pesar de las reivindicaciones o declaraciones más o menos interesadas relacionadas con su posesión, que no son pocas y, por supuesto, bastante comparables a las de otras reliquias no menos importantes o significativas como por ejemplo las astillas de la cruz de Cristo (el famoso “lignum crucis”) o las espinas de su corona que probablemente, si fueran reunidas todas y correctamente ensambladas, darían para recomponer varios ejemplares completos de todos estos objetos más o menos milagrosos, reduciendo el asunto a un mero objetivo comercial como se dijo

Como consecuencia del fracaso de las pesquisas y ante la imposibilidad de obtener resultados veraces sobre la existencia del Grial, los más listos o coherentes o místicos, optaron por adaptar todo a una búsqueda espiritual de la perfección, la pureza y demás cosas por el estilo, totalmente alejadas de lo material o de cualquier asomo de interés posesivo.

 

Caldero de Dagda

Caldero celta de Dagda.

 

A pesar de todo lo dicho, el Grial tiene claros antecedente culturales en algunos mitos de la religiosidad celta, como es el caso del caldero de Dagda, donde se encuentra la lanza mágica, el cual debe de estar permanentemente lleno de sangre porque de lo contrario la lanza se activaría causando la muerte a su alrededor. Es un vaso de poder de donde emana la soberanía mística. Exactamente igual que el Grial con respecto a la sangre de Cristo. Del mencionado caldero celta así como del cáliz cristiano emana la vida, sobre todo la espiritual, porque finalmente se impuso la tradición mística de que solo podían tener acceso a él, o a la sangre de Cristo en el caso del Grial, los puros de corazón, lo cual es lo que viene a reflejar toda la literatura de tendencia romántica, legendaria o mística, uno de cuyos ejemplos más conocidos se centra en la búsqueda del Grial por parte de los caballeros de Arturo, a su vez reflejada en la ópera de Lohengrin, caballero del Grial de Richard Wagner (estrenada en el año1850) y posteriormente en la de Parsifal (estrenada en el año 1882), así mismo relacionada con las aventuras de este caballero en pos del cáliz de Cristo. Chrétien de Troyes (siglo XII) fue el primer autor en mencionar por primera vez el asunto en su inacabada obra “Perceval, el Cuento del Grial”.

 

Pintura mural de San Clemente de Tahull con la Virgen sosteniendo el Grial

Pintura mural de San Clemente de Tahull con la Virgen sosteniendo el Grial.

 

En el cuadro de Wilhelm Hauschil “El templo del Santo Grial” el vaso sagrado desprende una luz intensa sobre la que levita la paloma del Espíritu Santo. Es un destello que también se refleja en algunas pinturas murales del románico, como por ejemplo la de San Clemente de Tahull, conservada actualmente en el Museo de Nacional de Arte de Cataluña. La Virgen sostiene en su mano izquierda, velada por el protocolario respeto de rigor, el Grial, del que se desprenden unos rayos de luz simbolizando la presencia en el cáliz de la sangre de Jesucristo que, centrado en el nivel iconográfico superior, proclama “Ego sum lux mundi”.

 

 

 

Grifo

 

Grifos asirios en un capitel del claustro del Monasterio de Santa Maria la Real en Aguilar de Campoo Palencia

Grifos asirios en un capitel del claustro del Monasterio de Santa María la Real, en Aguilar de Campoo (Palencia).

 

Dentro de la variedad de animales con la que se componen los seres híbridos o fabulosos, el grifo está formado por los dos animales considerados reyes de todos los demás, es decir, el león -rey de los terrestres- y el águila -reina de las aves-.

La conclusión que se extrae de esto es que nos hallamos frente a un monstruo fabuloso que no pasará desapercibido en ninguna cultura, o dicho de otra manera, el  grifo es una de las bestias más representadas al tiempo que más cargadas de simbolismo de toda la iconografía general, incluida, por supuesto, la románica.

Procedente de las culturas persas y asirias, su icono tendrá ligeras variantes en su composición, aunque siempre dentro de las formas de los dos animales mencionados. Así, por ejemplo, los grifos caldeos tienen cabeza y cuerpo de león con alas, patas y cola de águila; los grifos persas, cabeza de león y cuerpo de águila y los grifos asirios, cabeza y alas de águila y cuerpo de león. Este último el más abundante en el románico.

 

Grifos Persas en un capitel del claustro del Monasterio de Santo Domingo en la villa burgalesa de Silos

Grifos Persas en un capitel del claustro del Monasterio de Santo Domingo, en la villa burgalesa de Silos.

 

Dentro de las áreas geográficas mencionadas, encontraremos gran cantidad de representaciones, ya en frisos, ya en escultura de bulto, ya en cilindros-sellos; en posición vigilante las más de las veces, como en puertas de templos y palacios, como el de Senaquerib, plasmados en un relieve sobre la jamba de la puerta de entrada y bebiendo en un vaso.

Desde esta zona se extendió su icono al resto de las culturas, donde comenzó a aparecer sobre todo tipo de soportes, sin olvidar la numismática y sobre todo la literatura clásica. Plinio no lo dejó pasar de largo y en su «Historia Natural» nos dice que …son originarios del país de los escitas… (Europa Central). Para Esquilo, en su «Prometeo encadenado», provienen de Etiopía. Herodoto y Eliano, éste último en su «Historia de los Animales», hacen mención de su existencia, vida y costumbres. Ctesias los describe como …pájaros cuadrúpedos muy parecidos al lobo en cuanto a su tamaño. Su cuerpo va cubierto de plumas, negras en la espalda y rojas en el pecho… Para Honorio de Autum en su «De Imago Mundi», el híbrido vive en la India y está en conflicto permanente con los macrobianos.

Su primitivo papel de guardián se extendió rápidamente desde los templos y palacios hasta los tronos de los reyes, pasando por los objetos sagrados, como el Árbol de la Vida (en Chipre y Fenicia), sarcófagos y tumbas y, sobre todo, tesoros de incalculable valor.

Apolo se hace acompañar a menudo con su presencia, como en su estatua de Delos; o en gran cantidad de monedas con su efigie; a veces incluso le sirve de montura al dios. Esta cercanía le convirtió en animal solar, y con razones sobradas porque, además, una de las partes que le dan forma corresponde al águila. Esto debió llevar a asegurar a Filóstrato que el grifo, originario de Asia, era el animal sagrado de Helios. En su bagaje simbólico figura también la «huella de la inspiración poética», que arrastraba, casi violentamente, el espíritu del vate hacia las alturas luminosas, donde recala, cómo no, junto a Apolo, dispuesto siempre con su lira.

 

Capitel de una de las ventanas absidales de la ermita de Santa Olalla en la localidad palentina de Barrio de Santa Maria con la representacion de un grifo atacando a un leon

Capitel de una de las ventanas absidales de la ermita de Santa Olalla en la localidad palentina de Barrio de Santa María con la representación de un grifo atacando a un león.

 

Esa misma predisposición a las alturas se encuentra también reflejada en el mito de Alejandro. Cuentan las viejas leyendas clásicas que el héroe pasó con sus ejércitos por las desérticas tierras de Sixta, donde habitaban unas aves monstruosas y gigantescas llamadas grifos. Allí capturó dos de aquellos seres y los hizo ayunar durante varios días. Luego, deseoso de ver su imperio desde las alturas para abarcarlo mejor, ató a las aves monstruosas a su escudo y puso delante de ellas dos lanzas con carne prendida en sus puntas. Los grifos, hambrientos, emprendieron el vuelo. Después de siete días Alejandro fue interceptado por dos arpías -según algunos autores clásicos-, o por un ángel del Señor -según los autores cristianos-, que en ambos casos interpelaron al héroe sobre la razón de su apremiante necesidad por conocer las cosas del cielo cuando todavía ignoraba las de la tierra. No creemos que le hiciera mucha gracia a Alejandro la pregunta, pero se dio por aludido y regresó de vuelta.

En Persia se encuentra el antecedente remoto de esta historia, en la cual el protagonista es el rey Kay Kaus, y no fueron grifos sino águilas las impulsoras del vuelo que, en este caso, no tuvo retorno.

Los autores cristianos ven en este patrón iconográfico el símbolo del orgullo humano que intenta poseer la sabiduría divina. Algo parecido ocurrió con la Torre de Babel.

La máxima potencia visual del águila y la fuerza sin igual del león le confieren, como animal vigilante, la máxima eficacia en el cumplimiento de su función. Con esas connotaciones simbólicas pasará al románico, a los capiteles de las portadas y torales, para vigilar desde la altura el lugar sagrado.

 

Grifos asirios comiendo frutos en uno de los capiteles del portico de la iglesia parroquial de los Santos Julian y Basilisa en la localidad burgalesa de Rebolledo de la Torre Burgos

Grifos asirios comiendo frutos en uno de los capiteles del pórtico de la iglesia parroquial de los Santos Julián y Basilisa en la localidad burgalesa de Rebolledo de la Torre (Burgos).

 

Como ente configurado por la suma de las dos naturalezas mencionadas, la celeste del águila y la terrestre del león, o dicho más claramente, la divina y la humana, fue en determinados momentos del cristianismo símbolo de Jesucristo. Casi las mismas razones influyeron para ser considerado emblema de la sabiduría, pues el cuerpo (león) es arrastrado y elevado por la mente (águila) hacia las alturas luminosas del conocimiento -hecho metafísico similar al de los poetas-. El grifo, ahora, es representado en el propio escudo de la Sabiduría, cuyo relieve se encuentra en la portada sur de catedral de Chartres.

Y de nuevo las mismas razones, pero en este caso restadas en vez de sumadas, llevaron al híbrido a personificar al mismo demonio. Es decir, las cualidades del león anulaban a las del águila y vicebersa, de tal manera que su simbolismo positivo se trocaba en negativo. Del águila no será considerado su carácter celeste sino su rapacidad y del león solo se tendrá en cuenta su violencia y ferocidad.

Así fue representado el grifo en no pocas ocasiones, sobre todo en aquellas en las que el animal remata su cola como la del dragón o serpiente. Entonces atacará a otros animales con crueldad.

 

A la izquierda grifo asirio en la pila bautismal de la iglesia parroquial de la villa palentina de Colmenares de Ojeda

A la izquierda grifo asirio en la pila bautismal de la iglesia parroquial de la villa palentina de Colmenares de Ojeda.

 

Los encontraremos afrontados como guardianes, a veces rematadas sus colas por largos tallos vegetales que, en ocasiones, les envuelven y atan, garantizando así la vigilancia permanente y eterna del Árbol de la Vida y del lugar sagrado en el que se encuentren.

Por lo que respecta a los bestiarios medievales, sorprende un poco que un animal tan profusamente documentado en el arte, la heráldica y, sobre todo, en la literatura clásica -donde podríamos mencionar decenas de autores que se ocuparon de él con mayor o menor amplitud-, tenga textos tan escuetos en general.

Como casi siempre, las fuentes más inmediatas fueron Plinio («Historia Natural», VII, 2 y X, 49-70) y San Isidoro de Sevilla («Etimologías», XII, II, 17). En las ilustraciones de los bestiarios suele aparecer casi siempre el grifo atacando a un jabalí, y en menor cantidad a caballos y bueyes. Del grifo se dice en ellos que su nombre …Gryphus o Grifes, viene por ser animal cuadrúpedo con alas. Semejantes fieras nacen y se encuentran en las regiones hiperbóreas y en los montes. Su cuerpo es semejante al león en todas sus partes menos en las alas y el rostro, que son de águila. Su violencia se vuelve contra los caballos y contra los hombres que ve…

 

Grifos asirios afrontados en un capitel del lado derecho de la portada de la iglesia parroquial de San Cornelio y San Cipriano en la villa palentina de Revilla de Santullan

Grifos asirios afrontados en un capitel del lado derecho de la portada de la iglesia parroquial de San Cornelio y San Cipriano en la villa palentina de Revilla de Santullán.

 

No se hace tampoco ninguna referencia moralizante, aunque excepcionalmente, el «Bestiario Valdense» señala con signo positivo la naturaleza doble del grifo, formada por los dos animales reyes de la creación, el águila y el león, lo cual le lleva a ser comparada con Cristo.

 

 

 

Grulla

 

Cinco elegantes grullas en una de las paginas del Bestiario de Oxford

Cinco elegantes grullas en una de las páginas del Bestiario de Oxford.

 

Según las antiguas leyendas cuyo origen se encuentra en Plinio, las grullas eran originarias de Egipto, donde defendían a los hombres de una raza de animales llamados pigmeos, los cuales se dedicaban a asaltar las caravanas y a arrasar cuanto hallaban a su paso. Cuando esto sucedía, las grullas se abalanzaban en bandadas sobre los pigmeos y hacían grandes masacres con ellos y los perseguían hasta sus ciudades. Comienza aquí la tradicional lucha del ave contra el mal, en este caso en forma de pigmeos y toda clase de animales de pequeño tamaño, pero muy malignos y perniciosos. Como consecuencia de la leyenda, Herodoto cuenta que los egipcios cubrían sus escudos con pieles de grullas o, en su defecto, con su icono.

Estrabón invierte los términos de la leyenda para explicarnos que una raza de enanos que habita en la India son los que saquean los nidos de las grullas para alimentarse con sus huevos, echando a perder de esta manera su prole.

Y sin salir de Egipto, curiosamente, el jeroglífico que significa  “alma humana” (bai), se representaba con una grulla seguida del anj, o llave de la vida, lo cual nos hace pensar en la importancia del ave en antiguas culturas que, en este caso concreto, no tendrán mayor incidencia en el cristianismo con este significado tan específico.

Este simbolismo del alma encarnado en la grulla también se mantiene en la antigua Grecia, donde su nombre, geranos, tenía claras connotaciones relacionadas con la belleza, por no mencionar el hecho de que algunos autores griegos identifican a una bandada de grullas como la salvadora del héroe Megaro, uno de los hijos de Zeus, del Diluvio de Deucalión, -de notables coincidencias con el bíblico-, al cual avisaron con sus gritos ordenándole subir al monte Gerania, lugar que quedó por encima de las aguas que Zeus lanzó como castigo contra los asesinos y miserables hijos de Licaón.

Anuncia además, con su presencia y su grito, los días propicios para que el labrador siembre sus futuras cosechas, augurando abundancia, y también sirviendo con su vuelo en formación, en forma de triángulo, para que los augures y adivinos cumplan con sus funciones.

En la cultura celta la grulla simboliza al guía espiritual, siempre atento a contrarrestar los peligros y a proteger los viajeros, pues es ave migratoria por excelencia y como tal era sacrificada a Mercurio en Roma.

 

Grulla atacando a una serpiente en el lateral de un capitel interior de la basilica de San Vicente en la ciudad de Avila

Grulla atacando a una serpiente en el lateral de un capitel interior de la basílica de San Vicente en la ciudad de Ávila.

 

En las culturas orientales era tenida por ave sagrada y se empleaba con fines augurales, sobre todo por la observación de su danza característica, considerada como trance divino, pareciendo con ello al pueblo que los dioses comunicaban sus designios a través de sus peculiares movimientos, por culpa de los cuales terminó el ave siendo amaestrada y exhibida para regocijo de la gente, como aún sucede en algunos lugares de China.

No obstante, y según una bella leyenda procedente de Manchuria, las grullas se reunen en una montaña tan alta que el hombre no puede escalar. Una vez allí llevan a cabo un largo ayuno tras el cual, vigorizadas por las alturas, morada de los espíritus benéficos, descienden para extenderse por el mundo repartiendo las bendiciones divinas. Además fue tenida como símbolo de la longevidad y la fidelidad

Según los bestiarios la voz de la grulla es una especie de grito del cual le viene su nombre. Es útil recordar para el cristiano cómo organiza sus incursiones: …Para resistir la fuerza del viento cuando vuelan, llenan su buche de arena y se lastran cogiendo piedras con sus patas, volando luego lo más alto que pueden y así poder observar mejor el lugar de su destino. Una de ellas dirige la bandada y apremia a las demás para ir rápido cuando flaquean. Si una de ellas ya no puede avanzar más por exceso de fatiga, insta a las otras para ayudar a su compañera, colocándose todas debajo y sosteniendo así su aleteo hasta que recupera su vigor. Cuando el grito de la que vuela en cabeza se apaga, es sustituida por otra…

 

Grullas atacando a una serpiente en un capitel interior de la iglesia de San Andres en la ciudad de Avila

Grullas atacando a una serpiente en un capitel interior de la iglesia de San Andrés en la ciudad de Ávila.

 

…En las horas de la noche vigilan por turnos para no caer en los peligros que acechan en la oscuridad. Luego, las que terminan su ronda, avisan con un grito a las que han de ocupar su lugar, de manera que en ningún momento quede sin vigilancia el lugar donde descansan. Se despiertan y abandonan el nido con prontitud y energía para reanudar la vigilancia, al contrario que muchos cristianos, que lo hacen con desgana y desidia y cumplen mal la misión que tienen encomendada…

…Por su organización de la vigilancia podemos comparar a la grulla con los hombres que se ocupan de que no les falte nada a sus hermanos y atienden con dedicación a sus necesidades, tanto físicas como espirituales, y a que no les sorprendan las asechanzas del maligno….

…Para no dormirse durante sus turnos de guardias cogen una piedra con sus patas, de manera que, si el sueño les invade, la piedra cae al suelo y con su ruido se despiertan. La piedra es Jesucristo que avisa de los peligros inminentes. Por eso, si alguien cuida de sus hermanos, que tenga a Cristo en su espíritu de modo que éste le avise si flaquea y sucumbe al sueño del pecado… Motivo por el cual, a partir del siglo XII comienza a verse, en los diseños heráldicos, a la grulla sosteniendo una piedra entre sus patas. Una piedra finalmente llamada “vigilancia”. A pesar de esto, y por la postura característica de la grulla con su pata encogida sosteniendo la piedra, en alguna regiones de occidente fue tenida por ave perezosa, necia y torpe.

 

Grulla en una de las metopas de la iglesia parroquial de San Miguel en Sotosalvos Segovia

Grulla en una de las metopas de la iglesia parroquial de San Miguel en Sotosalvos (Segovia).

 

…Se conoce la edad de la grulla porque con el paso de los años se va oscureciendo el color de sus plumas, de la misma manera que el anciano va recordando sus pecados y le pesan en su conciencia y al reconocer su pasado apego a los placeres del mundo se apena y se arrepiente…

La iconografía de la grulla en nuestro bestiario no es ciertamente abundante, pero hay que señalar que comparte casi el mismo simbolismo con la garza, la cigüeña o el ibis, y que su icono, transmitido a través de los bestiarios, se confunde fácilmente con los otros por la falta de precisión en su representación, amén de los escasos conocimientos zoológicos de la época. Lo que unido a la mala conservación de nuestro patrimonio, hace que sea en algunos casos muy difícil asegurar a ciencia cierta su presencia.

 

 

 

Guardián

 

Grifos asirios afrontados en un capitel de portada de la iglesia parroquial de San Cornelio y San Cipriano en la villa palentina de Revilla de Santullan

Grifos asirios afrontados en un capitel de portada de la iglesia parroquial de San Cornelio y San Cipriano en la villa palentina de Revilla de Santullán.

 

No hay guardián sin algo que guardar. Y lo que hay que guardar puede ser material o espiritual, aunque siempre teniendo en cuenta que lo material, un tesoro por ejemplo, puede ser símbolo de algo espiritual. Cosas materiales alusivas a cosas espirituales pueden ser el Vellocino de oro, que en este caso estaba guardado por cuatro toros y un dragón. Un dragón también es guardián de otro tesoro en la leyenda de Sigfrido: la inmortalidad.

Como guardianes se suelen emplear algunos animales fantásticos como serpientes aladas relacionadas o asimiladas a la figura del dragón que suele ser el guardián por excelencia. También el grifo es otro de los guardianes clásicos del templo pues aúna la fuerza del león y la agudeza visual del águila, cualidades muy apropiadas para ejercer de centinela y actuar contundentemente contra cualquier intruso en el ámbito espiritual. En Egipto es de todos conocida la esfinge de Gizeh guardiana escatológica de la necrópolis donde se encuentran las pirámides de Keops, Kefrén y Mikerinos.

 

La esfinge guardiana de la necropolis de Gizeh en las afueras de El Cairo donde tambien se levantan imponentes las tres piramides

La esfinge guardiana de la necrópolis de Gizeh en las afueras de El Cairo, donde también se levantan imponentes las tres pirámides.

 

Los animales fantásticos tienen su origen en las culturas orientales y vienen a significar las fuerzas que controlan el tránsito entre los espacios materiales y los espirituales o, dicho de otra manera, entre el espacio exterior y el ascenso al interior de un nivel espiritual más elevado y evolucionado.

 

Uno de los leones sobre los que se apoya el sepulcro de santo Domingo en el claustro del monasterio de Silos Burgos

Uno de los leones sobre los que se apoya el sepulcro de santo Domingo en el claustro del monasterio de Silos (Burgos).

 

También hay animales convencionales para guardar o vigilar lugares y edificios sagrados. Los leones son los más habituales seguidos de las águilas, en ambos casos animales directamente relacionadas con la divinidad. En el caso de los leones es fácil encontrarlos en los capiteles de las portadas románicas de toda Europa, sobre todo cuando se colocan en posición afrontada o volviendo la cabeza hacia su grupa en actitud de vigilancia. Es también habitual su presencia haciendo de soporte en sepulcros de personajes notables custodiando su descanso eterno, pues se sabe, según los bestiarios medievales, que su sueño es ligero y suelen dormir con un ojo abierto. En cualquier caso la presencia de los animales guardianes significa una amenaza para quien intente traspasar los umbrales del espacio sagrado en pecado, con malas intenciones o una actitud irreverente.

 

Dos armaduras flanqueando una de las puertas del museo del Alcázar de Segovia

Dos armaduras flanqueando una de las puertas del museo del Alcázar de Segovia.

 

Y por supuesto también hay guerreros, a veces héroes a veces genios, que cumplen con la función de guardianes, aunque su iconografía suele restringirse a espacios más terrenales como la vigilancia y defensa de castillos, reyes y otras altas dignidades, pero casi siempre como meros adornos desprovistos de caracteres místicos o espirituales.

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