ROMÁNICO
VIAJES
Nagarcot se encuentra a 30 kilómetros aproximadamente al este de Katmandú y a 2195 metros sobre el nivel del mar. Pertenece al distrito de Bhaktapur.
Nagarcot es un mirador natural para contemplar las cumbres del Himalaya. Si uno quiere contemplar la cordillera de los “ocho miles” no tiene más remedio que acercarse hasta allí. Eso si hay suerte y el cielo está despejado, lo cual no es muy habitual. Lo normal es encontrarse las montañas cubiertas de una calima espesa que oculta el paisaje. Aquel día hubo suerte y aunque desde allí no se puede contemplar la famosa cumbre del Everest, muy al este del Nagarcot y oculta por las brumas, el resto de “ochomiles” se ofrece deslumbrante en el horizonte.
Para llegar hasta allí desde Katmandú hay que pasar antes por un infierno de sinuosas carreteras, por llamarlas de alguna manera, llenas de baches de tamaño variable. No es lo más grave porque el problema es que los coches en los que hay que desplazarse carecen casi por completo de suspensión, lo cual repercute en las lumbares a cada bache. Pero todo se olvida con la contemplación del inusitado paisaje que se ofrece a las miradas atónitas del viajero.
Otra forma de ver las montañas es contratar un vuelo con alguna de las compañías que realizan este tipo de excursión aérea pero, además de carísimo, suele tener bastante peligro, ya que son normales los accidentes y las compañías no suelen hacer el mantenimiento de sus aparatos a menudo. No hablemos ya de seguros…
Desde la carretera, ya muy cerca de Nagarcot, se puede observar este paisaje, con las casas descendiendo por las laderas trabajadas en bancales para los cultivos. Poco a poco, la población ha ido conformando una arquitectura integrada en el paisaje y, sobre todo, adecuada a las necesidades y trabajos relacionados con la agricultura de la que viven, bastante complicada por la orografía del terreno.
En estas terrazas se aprecian algunas peculiaridades sobre la adaptación de los habitantes al terreno. Por ejemplo, se ve como las casas se van colocando junto a las áreas cultivadas o dentro de ellas, lo que da origen a una disgregación paulatina de los núcleos urbanos.
En la entrada del mirador hay un balcón espectacular tallado en madera con un alarde increíble de detalles minuciosos, como en todo Nepal. Una maravilla. Los turistas se asoman para hacerse fotos y luego entran en el hotel donde se encuentra el emplazamiento del mirador.
Pero antes les saluda el impresionante mandala.
Tampoco pueden faltar las banderas de oraciones en la barandilla del mirador. Al fondo la cordillera de los Himalayas.
La bruma empieza ya a desaparecer en las laderas de las colosales cumbres. La vista queda despejada.
Mes y medio después de tomar estas fotos, el terremoto del 25 de abril de 2015 arrasó toda la zona. Es de suponer que no quedaría nada de las casas que se ven en la imagen.
Al bajar hacia Katmandhu desde Nagarcot pudimos ver desde el coche esta indescriptible escena de una mujer de edad con ese monumental fardo a la espalda. (Foto de Jaume Canela).
Una última mirada como despedida. Las banderas de oraciones se entrecruzan entre las ramas de los árboles. Finalmente no serían escuchadas.
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